Del 22 de septiembre al 12 de noviembre se puede ver, en la Sala 4 de Palau Robert, la exposición Vives Fierro. Olor a trementina, una propuesta de la Dirección General de Difusión comisariada por la artista Clàudia Vives Fierro y con dirección de arte del Estudio Diego Feijóo.
Antoni Vives Fierro (Barcelona, 1940) ha convertido el arte en una parte integral de su existencia. Inicia su carrera a mediados de los años cincuenta, dedicándose a la pintura y al arte con una profunda vocación; una carrera fructífera y llena de creatividad en un intenso recorrido en busca de un lenguaje propio, que, si bien encaja en el figurativismo y en la técnica impresionista, abraza también el expresionismo.
Esta exposición hace una pincelada por sus exposiciones, su Barcelona, sus ciudades pintadas, los retratos de personas, de personajes, de las muñecas..., desprendiendo aroma a trementina. La vida dedicada a la pintura y la perseverancia para difundir su obra desarrollando una vida social intensa le permite declarar que ha disfrutado de un mecenazgo plural, que ha sido fundamental para hacer posible esta larga trayectoria. Siempre de la mano de Emi, su compañera, a quien tenemos que agradecer que haya recopilado a lo largo de los años toda su carrera artística y su intensa vida social.
Barcelona
“He paseado intensamente por Barcelona, la ciudad que más amo. Descubrí que mi ciudad no era ni la Rambla, ni el barrio Gótico, ni el Puerto, ni el Tibidabo. Mi Barcelona es el Eixample, el Modernismo, el Quadrat d’Or que ahora se ha hecho famoso. Cuando empecé a pintar las calles Bailén, Girona, Bruc, Mallorca, Provença..., todo el mundo decía: ¿dónde está esta puerta tan fantástica? ¿Y aquella galería con vidrios emplomada”?
“Nunca he dejado de pintar Barcelona, que es como una esposa. Las otras ciudades son como las amantes, aventuras pasajeras que al fin te hacen volver a casa. La ciudad me ofrece tanta cantidad de temas que la hacen inagotable.”
Ciudades
“Es paradójico que yo sea un paisajista urbano viviendo en el Penedès rodeado de viñas. Yo me alimento de mis viajes por ciudades como Londres, París, Nueva York, Ginebra, Estambul, Beirut, México y tantas otras y, una vez en el estudio, paso por mi cedazo los dibujos y las fotografías hasta que encuentro un sentido para pasarlos a tela o a papel.”
“Dejé de pintar paisajes rurales porque no había gente. En la ciudad pasa todo lo contrario, me interesa plasmar las escenas corales que se suceden, que permiten captar la energía que generan los ciudadanos cuando se desplazan, compran, curiosean, se observan, se enfrentan al tráfico, a la lluvia, en definitiva, captar los momentos en que interaccionan.”
Retratos
“He hecho muchísimos retratos, más de 400 seguro, con diferentes técnicas: aceites, carboncillos, aguadas... El retrato es la parte más desagradecida de mi oficio, porque nadie queda contento del resultado. Si el rostro presenta un rasgo distintivo, un defecto físico, una gran nariz, o unas grandes orejas o una mueca, yo lo subrayo, porque aquel rasgo es el que da carácter a su rostro y forma parte de su personalidad.”
“Los apuntes en movimiento de las modelos me han ayudado mucho a la hora de incorporar personajes dentro de mis paisajes urbanos.”
“Las muñecas victorianas, mis amigas, me sirven de refugio, siempre me motiva su compañía, me permiten disfrutar de una gran libertad, respeto su cara de porcelana, el resto admite todo tipo de fantasías”.
“Los ninhos, unos personajes que salen directamente del estómago... No he hecho nada más que volver a mis inicios, cuando pintaba a los payasos. No son ni de aquí ni de allí. Pura expresión plástica, sin ninguna referencia a razas ni culturas.”
Pintar y Ser pintor
“Cada uno se encuentra bien dentro de un tipo de vida. Soy una persona que durante el día estoy en el estudio y por las noches salgo. No sé si eso es hacer vida social, la gente me conoce y me invita a sitios. Es una rueda en la cual te encuentras.”
“Pinto porque es mi trabajo para ganarme la vida.”
“Escoger el camino sencillo no es mi talante; si no fuera así, nunca habría sido pintor. Dedicar toda una vida a la pintura ha sido mi obsesión, y ciertamente el resultado ha justificado esta decisión.”
“He trabajado toda mi vida como uno loco.”
“No creo nada en la inspiración, todo es cuestión de ponerse a ello. Una vez calentado el motor poniendo trementina, el pincel empieza a andar.”
Vender
“Una vez está acabada la obra, hay que venderla, y como más amplios sea el abanico de conocidos, más fácil es conseguirlo.”
“He disfrutado de un mecenazgo plural. No he tenido una, ni dos ni contadas personas que me hayan dado la seguridad necesaria para salir adelante. Son muchos los que han contribuido: jefes de estado, el cobrador de la luz, el arquitecto, el albañil, del hotelero al camarero, constructores, inmobiliarios, presidentes de clubs, jugadores de todo tipo, escritores, periodistas, floristas, vendedores de fruta o setas... A todos ellos, a los millares de desconocidos que tienen una obra mía colgada en casa, mi eterno agradecimiento.”
“Me hace gracia cuando me preguntan si no me da pena vender un cuadro. Lo que me da pena es no venderlo. La mejor publicidad son los cuadros colgados en casa de la gente.”
Emi
“Crear y al mismo tiempo comercializar la obra es un doble trabajo que muy pocos son capaces de sacar adelante. Yo lo he intentado con la ayuda de Emi y, en cierto modo, lo hemos conseguido.”
Emi y yo ganamos la lotería el día que nos conocimos, los dos coincidimos en el hecho de que tuve tanta suerte que ya no nos hace falta más. Cuando me preguntan qué haría sin ella, la respuesta siempre es la misma: no haría nada, que es lo que hacía antes de conocerla.”
Traspasando la tela
“A los 14 años ingresé en la Llotja. Mi padre trabajaba en el sector de las artes gráficas y conocía el mundo de los dibujantes publicitarios, gente independiente que se ganaba bien la vida. Por eso no se opuso a que fuera a la Llotja.”
“Estando en el taller, empecé a hacer cositas publicitarias; podría decir que no he dejado de hacerlas nunca: cartas para restaurantes, etiquetas, carteles, múltiples encargos que se pueden relacionar con el mundo de la publicidad.”
“Mi obra incluye otros medios de expresión, más allá de la tela y el papel; he hecho grandes murales, colaboraciones con joyeros como Tomàs Colomer, Rogelio Roca, los Pulpejos. He escrito libros, mejor dicho, dietarios, una forma de explicar lo que he hecho a lo largo de mi vida, tanto en mi trabajo como en mi vida social. Son una crónica.”
La exposición Vives Fierro. Olor a trementina se podrá ver hasta el 12 de noviembre en la Sala 4. El acceso es libre y gratuito.