Hasta el 3 de septiembre de 2023, en la sala 3.
En 2023 se conmemora el centenario del asesinato de Salvador Seguí, conocido como el Noi del Sucre. Esta exposición, organizada por la Dirección General de Difusión y la Consejería de Empresa y Trabajo, producida por Abacusidea y comisariada por Sergi Martín, es un recorrido por su vida y su tiempo: unos años fundamentales para entender cómo Cataluña se convirtió en una sociedad industrial, de los cuales Seguí fue un protagonista esencial.
Detrás de un sobrenombre que nos hace pensar en un personaje de ficción, se esconde una personalidad clave para entender el origen y la evolución de los movimientos sociales en nuestro país.
A principios del siglo XX, en una Barcelona que revienta de miseria y de rabia, Seguí se erige en el líder natural de una clase obrera que toma conciencia de sí misma y que se da cuenta de su poder. Al frente de la CNT, el Noi del Sucre contribuye a la consecución de hitos inimaginables, como la aprobación de la jornada laboral de ocho horas.
Seguí es un personaje inclasificable, un hombre de acción y de formación autodidáctica quien, en una época en la que son frecuentes las bombas, tiene en la palabra su principal arma. Admirado e incómodo a partes iguales, es ferviente practicante de aquello que años más tarde se denominará cultura del pacto.
Salvador Seguí es una pieza que falta en el rompecabezas de nuestra historia. A menudo olvidado o reivindicado con la boca pequeña. Cien años después de su asesinato, una realidad obstinada a repetirse da plena vigencia a su discurso.
La exposición propone, mediante recursos museísticos clásicos, reproducciones fieles --los vagones que llevaban el campesinado del campo hacia la ciudad, el interior de una fábrica, los cafés donde se reunían...--, documentos, grabaciones sonoras, audiovisuales, fotografías, mappings y otras herramientas y recursos de apoyo, un recorrido por la vida del Noi del Sucre, que fue, también la de muchos millares de obreros. Así, en un trayecto que empieza con la llegada a Barcelona y que acaba con la explosión de violencia y el asesinato de Seguí, vivimos de cerca su trayectoria vital, la de la familia y los amigos, para acabar visualizando los hitos alcanzados y el legado que él y sus compañeros de lucha nos dejaron en herencia.
PRIMERA PARTE: INFANCIA Y JUVENTUD
La historia de Salvador Seguí es paralela a la historia del movimiento obrero en Cataluña. Su familia llegó a Barcelona desde el Urgell para trabajar. Como tanta otra gente del país, y también de Valencia, Murcia o Almería, que llenó las fábricas y construyó el paisaje de la ciudad industrial, que en buena parte ha llegado hasta nuestros días.
La relación entre los trabajadores y los amos<A[amos|dueños]> no era fácil. La violencia era tan cotidiana como la miseria. Salvador Seguí se relacionó enseguida con los movimientos libertarios que vertebraban la organización de los obreros. Como joven radical vivió los años de la Barcelona conocida como Rosa de Foc y pronto sufrió la represión y la prisión.
SEGUNDA PARTE: CARISMA Y LIDERAZGO
Rápidamente Seguí adquirió renombre. Sus discursos eran antológicos, podía hablar horas, discutir y convencer. La Barcelona de entonces estaba llena de cafés y tabernas donde surgían tertulias y encuentros. Naturalmente, eso era un entorno propicio para Seguí.
El Noi del Sucre combinaba el ocio y conversación con la práctica política. Su carisma, su pragmatismo y una oratoria inapelable lo proyectaron hacia el liderazgo del principal sindicato obrero en Cataluña: la Confederación Nacional del Trabajo.
TERCERA PARTE: LA VIOLENCIA
Barcelona, y buena parte de la Cataluña industrial, entraron en una espiral de violencia entre el año 1919 y 1923. Obreros y sicarios a sueldo de la patronal se enfrentaban a tiros por las calles. Este periodo ha pasado a la historia como los años del pistolerismo. En un fragmento de la revista La Campana de Gràcia se podía leer lo siguiente: El uso de la pistola se ha convertido en una cosa tan corriente como la pluma estilográfica en los que saben escribir o la pipa en los que tienen el vicio de fumar. Una Star o una Browning no tienen mucha más importancia que una caja de cerillas. Es un signo doloroso de esta crisis.
A pesar de su rechazo frontal a la violencia y su búsqueda constante del pacto, Salvador Seguí fue una de los centenares de víctimas del pistolerismo.
EPÍLOGO: EL MITO INTERMITENTE
La figura de Salvador Seguí se ha reivindicado sistemáticamente en tiempo de democracia. Sucedió así en los años 30 durante la II República. El franquismo intentó borrarlo de la memoria, pero no lo consiguió. Con la Transición, se recuperó su nombre a través de estudios, programas de televisión y calles y plazas en diferentes poblaciones del país.
Su pensamiento y su lucha por la dignidad de la clase trabajadora todavía hoy es una referencia. Los tiempos han cambiado pero su testimonio continúa vivo.